De acuerdo a la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Yucatán residen más de 210 mil personas provenientes de distintas entidades de la República Mexicana, y los originarios de la Ciudad de México son los que más vienen a vivir al estado, seguidos de quienes llegan desde Chiapas y Tabasco. Le siguen otros lugares en menor cantidad como Monterrey, Coahuila y Guadalajara.
En la última década han llegado a Mérida familias que –sobre todo- huyen de la inseguridad de otras entidades. Y aunque la gran mayoría son personas con recursos que compran una vivienda, ponen a sus hijos en colegios particulares y no vienen a competir con empleo o quitar empleo a los yucatecos, sino a generar nuevos puestos laborales, existen otros más que no siempre se adaptan al clima, a las costumbres y al estilo de vida característico de los yucatecos, tan es así que generan cierto conflicto en la sociedad que les ha abierto las puertas.
Este es el testimonio del matrimonio Fernández, vecinos del fraccionamiento privada “Los Olivos” de Capetillo Proyectos, ubicado al norte de la ciudad de Mérida, en Yucatán. Provenientes de la ciudad de México desde hace un par de meses, decidieron venirse a vivir a la capital yucateca donde les atrajo el estilo de vida tranquilo y seguro de este lugar.
Al poco tiempo de notar que la recolecta de basura no incluía a su nueva residencia, el señor Fernández se comunicó con el personal de Capetillo Proyectos, la empresa encargada de edificar este desarrollo, que de manera inmediata tomó cartas en el asunto.
“Sinceramente, pensamos que el problema de la basura iba a ser un largo dolor de cabeza para nosotros pero gracias a la pronta atención y eficiencia que recibimos, logramos sacar adelante este percance con la ayuda de la constructora Capetillo Proyectos. En todo momento estuvieron cerca de nosotros y nos apoyaron con el trámite del contrato para que tuviéramos el servicio de recolección disponible a los pocos días.” –afirmó la señora.
Sin importar las complicaciones u oportunidades a las que se enfrentan, es una realidad que cada vez más familias provenientes de otras partes del país vienen a radicar a Yucatán, un estado en donde existe una identidad muy arraigada, en la manera de hablar, los valores, las relaciones familiares, y una manera de pensar y de ser muy tradicional. Con la llegada de gente de fuera, se contrasta y se generan roces, pero con empatía y tolerancia, hay cabida para todos.
