La irrupción de Pedro Castillo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Perú cambió el panorama, que ya era improbable de acuerdo con las encuestas y diversos analistas, y se enfrentaría en segunda vuelta con una experimentada Keiko Fujimori, quien compite por tercera vez por la presidencia tras perder con los ex mandatarios Ollanta Humala en 2011 y Pedro Pablo Kuczynski en 2016.
Castillo, quien saltó a la fama en 2017 debido a la huelga magisterial durante la gestión de Kuczynski, aglutinó el voto rural fuera de la capital Lima en las elecciones del 11 de abril y se espera que su partido Perú Libre sea la principal fuerza política del Congreso.
¿Quién es Pedro Castillo?
José Pedro Castillo Terrones nació en la localidad de Tacabamba (Cajamarca) ubicado en la zona rural del norte de Perú y una región de alta marginación y pobreza, el 19 de octubre de 1969. En 1990 entra a estudiar Pedagogía en el Instituto Superior Pedagógico «Octavio Mattos Contreras» de la provincia de Cutervo, ubicada en el mismo departamento de Cajamarca).
Desde joven mantuvo participación activa al sumarse a una organización campesina en Puña, localidad donde era docente, que buscaba defenderse de organizaciones terroristas como Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), que mantenían una confrontación abierta con el gobierno para imponer el comunismo en Perú a través de la guerra.
Su participación activa en el gremio docente lo llevó conforme a los años a ser líder regional del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP). Durante la Huelga Magisterial de 2017, donde exigían el aumento en salarios, el pago de la deuda social y el incremento del presupuesto en el sector Educación, entre otras demandas, Castillo se convirtió en dirigente de las bases a nivel nacional y fue uno de los principales líderes en el dialogo con el gobierno de Kuczynski.
En esa gran movilización, Castillo lideró una facción disidente del SUTEP con presuntos nexos con el Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), brazo político del grupo terrorista Sendero Luminoso, algo que el candidato ha negado.
El aspirante se inició en la cancha política en 2005, cuando pasó a integrar el comité de Cajamarca del partido Perú Posible (PP), del ex presidente Alejandro Toledo, pero al cancelarse su inscripción, saltó al movimiento Perú Libre, liderado por Vladimir Cerrón, ex gobernador de la región de Junín, quien fue sentenciado por corrupción y abuso de poder.
De hecho, Cerrón integró la plancha presidencial de Castillo como vicepresidente, aunque el Jurado Electoral Especial, —el tribunal electoral de Perú—, declaró improcedente su solicitud al existir una sentencia vigente en su contra. En defensa del fundador de su partido, el candidato presidencial defiende que Cerrón «ha sido condenado, no por corrupción, sino por la corrupción», en sintonía con su plan de gobierno, que sostiene que «la corrupción es el nuevo terrorismo de Estado».
¿Qué propone Pedro Castillo?
Por radicales o poco ortodoxas que sean sus propuestas, lo cierto es que han cautivado al interior rural andino del Perú.
En la mano suele cargar un lápiz gigante, que no es sólo símbolo de su profesión sino del logotipo del partido que representa.
Adversarios políticos han tratado de ligar a Castillo con Nicolás Maduro.
En Perú, viven más de un millón de venezolanos que escaparon de la crisis en ese país.
De hecho, el líder magisterial afirmó en su momento que «en Venezuela se vive una democracia».
Principales posturas de Pedro Castillo
Regularización de los medios de comunicación
Mayor inversión del PIB en Educación y derogar actuales leyes de educación para favorecer a los docentes.
Nacionalización de los recursos naturales y prohibir su privatización, así como su explotación responsable fuente a comunidades y la naturaleza.
Derogar la Constitución de 1993 y convocar a Asamblea Constituyente para una nueva Carta Magna.
Elegir a los magistrados de la Suprema Corte a través de una consulta popular.
Mayor distribución de la riqueza entre las comunidades rurales y la capital Lima, así como erradicar la crisis alimentaria.
Contrario al matrimonio LGBT, la igualdad de género en la educación y el aborto.
Su discurso radical y populista de izquierda plantea propuestas como un «Estado socialista», donde ha planteado una ley que «regule los medios de comunicación y eliminar la programación basura» y destinar un 10 por ciento del producto interior bruto (PIB) en educación, así como derogar las actuales leyes magisteriales para beneficiar a los docentes.
Además, buscará garantizar la distribución de la riqueza hacia el Perú rural, ya que gran parte de los ingresos están concentrados en Lima y aunque se muestra favor de la industria minería, afirma que mantendrá límites para no trastocar a la población y la naturaleza y que éstas deben ser nacionalizadas por el Estado.
Durante la campaña electoral, también advirtió que, en caso de llegar al poder, el Congreso sería cerrado si no acepta una Asamblea Constituyente para sustituir la Constitución de 1993, surgida tras el «autogolpe» del ex presidente Alberto Fujimori. Así como la conformación de un nuevo Tribunal Constitucional —la Corte Suprema del país—elegido por el pueblo y en consulta popular, en lugar de por el Congreso.
Asegura que los magistrados «están defendiendo a una Constitución que ha terminado con todos los derechos y con el saqueo del país».
¿Por qué su victoria del 11 de abril fue una sorpresa para propios y extraños?
Con una campaña inicialmente discreta, Castillo figuró durante meses entre los rezagados, pero su popularidad subió como la espuma en las últimas semanas, debido al poco respaldo a la candidata de izquierda moderada Verónika Mendoza, quien terminó en sexto lugar en las primera vuelta de las elecciones.
Castillo tenía hasta antes de las elecciones entre un 3 y 6 por ciento de intención de voto, de acuerdo con Ipsos. Los comicios en Perú ya mostraban una tendencia incierta un mes antes debido a que ningún candidato superaba el 15 por ciento de intención de voto.
El líder magisterial aglutinó, en poco menos de dos semanas previo a los comicios, los votos de los rurales andinos, cuyo perfil es de izquierda económica a favor de los campesinos y con unas propuestas, pero conservadora en lo social, que se muestra contra el aborto, el matrimonio igualitario y la igualdad de género.
A su vez, fue una irrupción a la izquierda promovida desde la capital, que sí se muestra a favor en temas feministas y de igualdad. Los seguidores de Castillo llamaron a su cierre de campaña como «la toma de Lima», en un acto donde el candidato entró subido a caballo por el centro antiguo de la capital peruana, en una metáfora del migrante que llega del campo a la ciudad.
Muchos peruanos rurales aún viven marginados ante la potencia económica de Lima, que hasta hace medio siglo vivían casi sin ser considerados ciudadanos y que, tras quedar sin consolidar la reforma agraria de 1969, fueron las grandes víctimas del sanguinario Sendero Luminoso.
El ex presidente Evo Morales celebró la victoria de Pedro Castillo en la primera vuelta, al mismo tiempo que lamentaba una derrota en Ecuador por la victoria de Guillermo Lasso.
«Lamento mucho decir, (el domingo) a nivel internacional nos ha ido mal: hemos perdido en Ecuador, pero ganamos en Perú en la primera vuelta», afirmó el ex mandatario en un evento público en la región cocalera del Chapare, su bastión político en el centro del país.